Campañas cirqueras

 

Me ocupo poco de las campañas políticas porque son protagonizadas por seres sin conciencia social


Me ocupo poco de las campañas políticas porque son protagonizadas por seres sin conciencia social, carentes de espíritu solidario con las mayorías y ávidos por obtener toda suerte de privilegios y medios para medrar sin riesgo.

Tomo al azar un día de información sobre lo que pasa en el Distrito Federal.

Y encuentro que Claudia se muestra indignada por la falta de auxilio a los damnificados del temblor de septiembre anterior.

Se hace la turista cuando le reclaman abusos cometidos en su delegación, Tlalpan, para proteger a la teórica dueña del colegio que se derrumbó y del que corrieron rumores sobre la propiedad verdadera de la escuela.

Se dijo en principio, nunca se desmintió y al revés, se publicaron fotografías, del “cavernal” Norberto Rivera en actos oficiales del colegio, que era el propietario y al parecer se trata de protección al expurpurado.

Para la memoria hay que registrar que el dirigente católico recibió a don Peje como regalo la calle completa frente a la Basílica, además de la parte correspondiente al viejo mercado donde, con la complicidad de Carlos Slim, crearon un negocio sin precedentes: nichos para muertos incinerados con el atractivo de reposar “junto a la morenita del Tepeyac”.

De Alejandra, la barriales como la menciona el periodista Víctor Manuel Juárez, ofrece escuelas, becas y más, pero también para la memoria, cuando era líder de la Asamblea, hizo humo casi 300 millones de pesos asignados a jóvenes estudiantes.

Y como secretaria de Educación siguió con esa línea; en ambos casos sin aclarar jamás el destino del dinero con destino asignado. Ni tampoco de dónde salió para adquirir casa en Lomas de Chapultepec y en Miami.

Triste papel el del pelotari Mikel, que se propone recobrar para el PRI el DF. Y supone que lo va a lograr echando abajo lo que ha sido bandera, gloria y atracción de los amarillos: el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, la posibilidad de vida marital entre personas del mismo sexo, la adopción de infantes para este tipo de parejas.

Y para que quede claro, se reúne con obispos a los que escucha y luego deja que ellos, los de las faldas, informen del resultado del convivio.

Sintetizando: una vergüenza total las campañas capitalinas y un circo infame de muchas pistas en el que se salva, creo, Superbarrio, Marco Rascón que da la impresión de haber superado sus calenturas juveniles. Sus propuestas, apreciables. Sus posibilidades, nulas. Lástima.