Papa denuncia explotación de 40 millones de esclavos

 

Pide terminar con hipocresía y aceptar la responsabilidad compartida


El papa Francisco denunció ayer que existen 40 millones de personas en el mundo, en especial mujeres y niños, víctimas de esclavitud por prácticas como el tráfico de seres humanos, la explotación sexual y los trabajos domésticos forzados.

“Ante esta realidad trágica, nadie puede lavarse las manos si no quiere ser, en cualquier modo, cómplice de este crimen contra la humanidad”, advirtió el Sumo Pontífice en un videomensaje enviado a un Foro sobre Formas Modernas de Esclavitud, que tiene lugar estos días en Buenos Aires, Argentina.

Lamentó que las cifras sean “dramáticamente elevadas” y también “subestimadas”, por eso instó a establecer acciones para un mayor conocimiento del tema, rompiendo así el “velo de indiferencia” que parece cubrir el sufrimiento de una porción de la humanidad.

Constató que muchos no desean comprender el alcance del problema mientras algunos, al estar involucrados directamente en organizaciones criminales, no quieren que se hable de esa realidad, simplemente porque sacan elevados beneficios de ella gracias a las nuevas formas de esclavitud.

Luego señaló a quienes, aún conociendo el problema, no quieren hablar de él porque son parte de la “cadena de consumo”, como consumidores de los “servicios” que ofrecen hombres, mujeres y niños convertidos en esclavos.

“No podemos hacernos los distraídos: todos estamos llamados a salir de cualquier forma de hipocresía, afrontando la realidad de que somos parte del problema. No nos está permitido mirar hacia otra parte y declarar nuestra ignorancia o nuestra inocencia”, indicó en el mensaje, dado a conocer aquí por la Sala de Prensa del Vaticano.

Por otra parte, llamó a actuar a favor de quienes son convertidos en esclavos: defender sus derechos, impedir que los corruptos y los criminales escapen de la justicia y tengan la última palabra sobre las víctimas de la explotación.

No es suficiente, estableció, que algunos Estados y organismos internacionales adopten una política particularmente dura al querer castigar la explotación de los seres humanos, si después no se afrontan las causas y las raíces más profundas del problema.

Precisó que mientras exista la pobreza extrema, se sufra violencia y corrupción, resultará siempre fácil para los autores de estos crímenes seguir actuando con total impunidad, porque ellos eligen a sus víctimas entre quienes tienen escasos medios de subsistencia y todavía menos esperanzas para el futuro.

“La respuesta de base reside en crear oportunidades para un desarrollo humano integral, iniciando con una educación de calidad: este es el punto clave, educación de calidad desde la primera infancia, para seguir generando después nuevas oportunidades de crecimiento a través del empleo”, apuntó.

Por eso, convocó a un esfuerzo común y global de todos los actores de la sociedad para dar trabajo y empleo. A los líderes cristianos, los invitó a una mayor colaboración en la materia, para vencer a quienes especulan con la esclavitud.