México en Trump y Hillary: residencia y alternancia

 

La política es como la religión: las ganas de creer en que existe lo bueno en la tierra sin ninguna prueba científica


Si la política de ideas es propia de la filosofía, la real politik se decide en la oscuridad del poder. De ahí que las verdaderas agendas mexicanas de Donald Trump y Hillary Clinton deben analizarse con el trasfondo.

Y en ese lado oscuro del poder, el conflicto en México por la visita de Trump tiene dos elementos subterráneos: el riesgo en la residencia en EU de mexicanos con intereses de trabajo – actores, empresarios, periodistas– y la estrategia de seguridad política de la Casa Blanca para promover por segunda vez la alternancia panista en la presidencia mexicana.

Si Trump gana la presidencia, su ofensiva contra los mexicanos ilegales y la construcción del muro generarán una guerra racista contra mexicanos.

Y los mexicanos residentes en EU – Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro, Salma Hayek, Kate del Castillo y Jorge Ramos, entre muchos otros ya incorporados a la cultura gringa que criticaron a Peña Nieto– tendrían que decidir si optan por la ciudadanía estadounidense total o renuncian a la residencia y regresan a México a organizar la resistencia y probablemente algunas milicias armadas que tendrán que instalarse en la frontera para combatir a los estadounidenses enardecidos con el muro.

Y en México debe hacerse una correlación política entre eventos propios de las estrategias de inteligencia y seguridad nacional: la presión de Hillary contra militares y policías mexicanos, el pánico estadounidense a la violencia en zonas mexicanas, el beneplácito de Washington a la precandidatura de Margarita Calderón por ser esposa del presidente 2006-2012 que lanzó la ofensiva contra los cárteles que se diseñó en EU, la urgencia de Obama por aprobar la nominación de Roberta Jacobson como embajadora en México y las primeras declaraciones de la embajadora diciendo que los mexicanos debieran repudiar en las urnas la corrupción priista buscan desde Washington el regreso del PAN a Los Pinos.

El escenario de la alternancia no sería nuevo; el apoyo del presidente Bill Clinton a México en 1995 con un préstamo de 55 mil millones de dólares sin pasar por el Congreso republicano tuvo dos condiciones: la entrega de la cartera petrolera y la soberanía energética y la alternancia panista en la presidencia.

La estrategia de alternancia era agenda republicana: en 1984 y 1985 el embajador John Gavin promovió reuniones políticas para construir la santa alianza para la alternancia: el PAN, los empresarios afectados por la expropiación de la banca y los obispos católicos conservadores. Las reuniones fueron difundidas en medios.

El objetivo de la alternancia se logró hasta el año 2000. Y hoy la embajadora Jacobson reproduce la agenda de Reagan-Gavin-Clinton.

Con Trump presionando la definición migratoria de mexicanos en EU, y Hillary recuperando la agenda de la alternancia panista, el gobierno de Peña Nieto ha quedado atrapado entre un juego de poder transnacional y un PRI en proceso de disolución.

Así pues, no hay nacionalismo sino mexicanos sumados a los juegos de poder de republicanos y demócratas por intereses propios.

THE WHITE HOUSE 2016:

Las encuestas se han convertido en problemas: son muchas y con diferentes metodología; y el promedio de todas es engañoso porque es una suma-división matemática. Además, las encuestas recogen el voto popular, cuando la elección la harán los 538 colegios electorales y ganará el que logre mayoría absoluta de 270 delegados. Y ahí los datos revelan que Hillary Clinton está perdiendo gota a gota votos de delegados.

Política para dummies: La política es como la religión: las ganas de creer en que existe lo bueno en la tierra sin ninguna prueba científica.

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