La plutocracia en el Poder

 

La premisa de partida básica es que la riqueza es poder


La política de nuestro país y el ascenso de Trump como el hombre más poderoso del mundo, con sus políticas antiinmigrantes y económicas, proteccionista de los intereses del “pueblo estadounidense”, tienen un factor en común: el ascenso al poder de los hombres más ricos. La premisa de partida básica es que la riqueza es poder. ¡Y el poder se ejerce! Por lo que los poseedores de ésta tienden, racionalmente, a proteger sus intereses.

Lo anterior representa una reacción “natural” ante la corrupción y la incapacidad de la democracia y sus políticos de generar las condiciones que sigan manteniendo sus enormes márgenes de utilidad y de mantener a la población en calma.

No es gratuito que uno de los organismos patronales como la Coparmex ya no acompañe de manera dócil las pretensiones del gobierno en turno. Tampoco lo es que de manera artificial, se haya generado una candidatura mediática a la presidencia de Carlos Slim, el principal beneficiario de la transferencia de recursos públicos a manos privadas. El fenómeno Trump, proporcionalmente hablando, es similar a lo que ocurre en México. Otra cosa es que no queramos verlo y, en el extremo, que no nos percatemos que dicho fenómeno es utilizado para disfrazar el asalto obsceno de la riqueza nacional por los intereses particulares.

El muro entre México y Estados Unidos venía construyéndose desde hace mucho tiempo. El régimen de Obama se caracterizó como uno de los principales expulsores de migrantes mexicanos y la política proteccionista de Estados Unidos se ha impuesto desde siempre en detrimento de los intereses nacionales. La distracción mediática del estilo de gobernar constituye una estrategia eficaz para disfrazar la esencia que representa el traslado de la riqueza a un grupo minoritario, en detrimento del interés general.