Los foxistas en la 4T

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Los foxistas en la 4T 

Ese foxismo del que reniega López Obrador, representado, ahora, en Xóchitl Gálvez, está en su gobierno y le dieron el mismo impulso que dieron a Vicente Fox, en aquel histórico triunfo.


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Los foxistas en la 4T

Por Israel Mendoza Pérez

@imendozape

La irrupción de Xóchitl Gálvez, en el escenario de la sucesión presidencial, cambió el metabolismo en el activismo de las seis corcholatas y de la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador por impulsar una continuidad tersa para su proyecto transexenal.

En menos de dos semanas, la senadora sacudió la agenda en las mañaneras y la volvieron, desde el atril presidencial, en el objetivo principal a atacar desde todas las estructuras, plataformas y células de la cuatroté.

Su pasado foxista es utilizado como un error en su carrera política y representa, a ojos del presidente, lo opuesto a su proyecto transformador; sin embargo, su memoria es corta y la doble cara su principal oxígeno para mantener activa la polarización nacional, ya que el foxismo está incrustado en el ADN de la cuarta transformación y en el círculo más cercano del presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentran los entonces foxistas más activos de aquella época.

Este grupo de foxistas de la cuatroté encabezados por Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y actual presidente del consejo nacional de Morena, fueron en su momento, los políticos más conspicuos en apuntalar la transición hace 23 años y llevar en hombros a Vicente Fox. Incluso, el propio Durazo fue el encargado de generar, desde esa época, la iniciativa de que el país ya se encontraba en camino de que una mujer fuera presidenta.

En la carta de renuncia a Vicente Fox, luego de fungir como vocero y secretario particular del entonces presidente del cambio, señaló: “ciertamente el país ha avanzado políticamente; tanto, que está preparado para que una mujer llegue a la presidencia de la República, sin embargo, no está preparado para que el presidente deje a su esposa de presidenta. Obsesionados con su popularidad no percibimos aún las eventuales consecuencias”.

Y es que entre los demás foxistas se encontraba un sector de militantes del PRD y ahora de Morena, principalmente, que desde la izquierda trazaron la ruta del voto útil y la conformación de un gobierno de coalición.

El grupo formado en el año 2000 denominado Transición y Reforma del Estado agrupó a izquierdistas de distintas facciones. Además de Durazo, la ahora gobernadora de Campeche, Layda Sansores se encontraba muy activa en ese grupo en el que a través de declinaciones y suma de proyectos consiguieron obtener, apalabradas, dos secretarías, algunas subsecretarías y otros espacios.

Porfirio Muñoz Ledo, en su momento, declinó su candidatura presidencial impulsada por el vetusto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). En esa jugada polémica, y por la histórica primera transición en México y la seducción del foxismo, el partido se fracturó y regresó a sus orígenes como organización satélite del PRI.

Vicente Fox tuvo apalabrada la Secretaría de Desarrollo Social a (Sedesol) para Amalia García quien fue dirigente del PRD en la época de la transición, y la Secretaría de Comunicaciones para Alejandro Encinas, ahora subsecretario de gobernación. Layda Sansores tendría en sus manos la subsecretaría de Agricultura.

Esos personajes arrastraron la marca foxista por un par de años y fueron promotores de un gobierno que sepultaría los 70 años de priismo. Ese foxismo del que reniega López Obrador, representado, ahora, en Xóchitl Gálvez, está en su gobierno y le dieron el mismo impulso que dieron a Vicente Fox, en aquel histórico triunfo.

RGH