Corcholata doblada

Corcholata doblada
 

El cálculo de la alianza no está en manos de Mancera. Lo que puso en evidencia con su voto a favor de la extensión de la presencia militar en las calles es que el PRD es un partido poroso, pragmático y sin una línea de trabajo que se respeta.


Dobleces |

Por: Israel Mendoza Pérez

@imendozape

El senador Miguel Ángel Mancera exhibió la debilitada dirigencia de Jesús Zambrano, al votar a favor de la aprobación de un nuevo dictamen que prolonga la estancia de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad interior hasta 2018. Mientras el dirigente lanzaba mensajes opositores a la llamada “ruta militarista”, el senador retó al dirigente nacional y se convirtió en comparsa del partido en el poder. Se dobló ante su pasado y su expediente abierto.

Mancera se convirtió en un perredista renegado. Hace unas semanas, Jesús Zambrano lo destapó como uno de los tres posibles aspirantes a la candidatura presidencial por parte del partido del sol azteca. En los hechos sin posibilidades, pero para enfrentar a los partidos aliados cumplía el requisito.

Con la debilitada estructura en la que se encuentra el PRD, los destapados de Zambrano Grijalva fueron: el senador Miguel Ángel Mancera, el exgobernador Silvano Aureoles y el exministro José Ramón Cossío.

Miguel Ángel Mancera se ha convertido en la burla de la dirigencia nacional del PRD y ahora se las cobró. Coordina una microbancada y su presencia política en el Senado está desaparecida y en el partido no es un personaje de peso. Su fuerza en la ciudad se esfumó. Sería el ideal para ser mangoneado por los Chuchos. Pero no para responder a una gran alianza político-social si se concreta con PAN y PRI. Ahora con riesgo a perder la coordinación de la minibancada no ve amenaza, ya que además transita en el PRD sin proyecto a futuro.

Mancera Espinosa fue en contra del partido que lo arropó cuando naufragó después de su paso por la Jefatura de Gobierno. Exhibió la debilidad de Jesús Zambrano y se postró ante las investigaciones que lo señalan de haber espiado y por despojo. Reaccionó a la amenaza y al control político.

Aunque Zambrano Grijalva lanzó: “Es vergonzoso que se haya aprobado la ruta militarista de AMLO. Y peor, aunque dos la hayan acompañado, en contra de los principios y programa del partido. No sé por qué o a cambio de qué; ellos deberán explicarlo. Trágico para México y no hay justificación posible”.

La realidad es que su dirigencia disfuncional muestra signos de debilitamiento ante un personaje sin arraigo ni control político al interior del PRD. Miguel Ángel Mancera convirtió la candidatura ofrecida en una “corcholata doblada” frente a quien lo destapó y lo vio como presidenciable.

Zambrano quedó a ojos de los integrantes de la alianza como un político que ya no cuenta con el control de su partido ni tiene un aliado consistente en el senado. Mancera lo bateó. Dejó de ser un interlocutor confiable entre el partido y el senado.

El cálculo de la alianza no está en manos de Mancera. Lo que puso en evidencia con su voto a favor de la extensión de la presencia militar en las calles es que el PRD es un partido poroso, pragmático y sin una línea de trabajo que se respeta. Es un instituto con dirigentes que sufren disfunción política.