La CNDH ante el Covid-19

 

La CNDH está a un paso de convertirse en un organismo capaz de poner mordaza a su personal con tal de dar resultados a un proyecto político y de grupo como es Eureka sin importar aplastar los derechos de sus colaboradores.


Dobleces |

En plena distorsión de su esencia, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, dirigida por Rosario Piedra Ibarra adopta medidas de control unipersonales para no mostrar debilidad al exterior ni quebranto a la autonomía de la comisión y así responder a las exigencias de la cuatroté de encapsular las investigaciones hechas por los visitadores relacionadas con el Covid-19.

Desde hace unos días, Francisco Estrada Correa, secretario ejecutivo de la CNDH y exabogado del comité Eureka, lanzó una serie de órdenes a los seis visitadores para que en el tema del coronavirus toda queja, contra dependencias federales, debe pasar por el ojo censor de la presidencia de la comisión.

Con esta medida comienza se refuerza la etapa dura de la CNDH. Donde sólo el círculo cercano a Piedra Ibarra toma el control y convierte a la comisión en el anexo burocrático del comité Eureka.

Al parecer, al darle manga ancha de operación a su colaborador y confidente Estrada Correa se cae en excesos como violentar la legislación so pretexto de su revisión y aprobación previa. A final de cuentas, las medidas de endurecimiento de trabajo sobre los visitadores impide que trabajen a favor de las víctimas de la pandemia ya que se debe consultar los cuestionamientos a funcionarios federales y no abrumarlos con gestiones o requerimientos de informes.

El documento señala que entre los puntos más destacados se encuentran que las quejas actuales y futuras relacionadas con la atención médica del Covid-19 tienen que consultarse y elaborarse forzosamente con conocimiento y aprobación de la Presidenta. Además de subrayar que cuando se hagan peticiones de información con el Covid-19 tienen que pasar por aprobación y análisis de las Presidenta.

De esta manera, se maniata el trabajo de los visitadores y a trasmano, Estrada Correa le organiza a Piedra Ibarra, de manera represora el control del personal ya que desde que llegó a la CNDH no pudo tomar las riendas al 100 por ciento de la comisión. Por ello emprendió una cacería de colaboradores que hayan tenido acercamiento con su antecesor Luis Raúl González Pérez.

Al interior de la comisión se habla de una “ley mordaza” ya que en la misma carta de órdenes se señala que “la emisión de Medidas Precautorias o cautelares sólo las pueden firmar la Presidenta y en los casos del Covid-19, todas las peticiones las debe firmar la Dirección General de Quejas, invariablemente previa autorización y análisis de la presidenta”.

Incluso se exige que en el tema de medidas cautelares se recomienda “buscar otras opciones, contacto personal, exhorto. En el caso de las medidas cautelares que tengan que ver con el Covid-19 siempre y necesariamente deben pasar por el análisis y aprobación de la Presidenta.

Y las recomendaciones relacionadas con el Covid-19 “forzosamente se tienen que informar previamente a la Presidenta y trabajar en conjunto con ella”.

La CNDH está a un paso de convertirse en un organismo capaz de poner mordaza a su personal con tal de dar resultados a un proyecto político y de grupo como es Eureka sin importar aplastar los derechos de sus colaboradores. Vaya ironía.

 

 

Israel Mendoza Pérez

@imendozape